¿Tiene el Cambio Climático relación con la transmisión de enfermedades tropicales en zonas de altura?

Un equipo de investigadores bolivianos trabaja en la delimitación de zonas de riesgo, donde se ha detectado presencia de mosquitos transmisores de malaria y dengue, entre otras enfermedades. El estudio también busca advertir futuros posibles riesgos de epidemias en regiones donde -se supone- no debiera haber ciertos transmisores.

Rocío Lloret Céspedes / Fotos: gentileza Favio Carvajal

En la adolescencia, cuando Favio Carvajal Rodríguez visitaba el Lago Titicaca en La Paz, recuerda que no percibía la presencia de mosquitos, al menos no en gran cantidad. Al ser una región que está sobre los 3800 metros sobre el nivel del mar (msnm), aquello parecía algo obvio. El año pasado, ya convertido en un biólogo con conocimientos en insectos (entomólogo) de importancia médica, observó con asombro la alta densidad de zancudos, como se conoce en América a los culícidos, un grupo que contempla a los Anopheles y al Aedes aegypti. En el primer caso, se trata de un vector o transmisor de la malaria o paludismo; mientras que, en el segundo, transmite el dengue, la chikingunya y el zika, entre otros virus. Todas ellas consideradas enfermedades tropicales.

En temas de ciencia, antes de afirmar o descartar la presencia de una especie es necesario contar con un registro oficial, algo que -por el momento- no se ha dado en el Lago Titicaca. Pero el hecho de percibir a estos insectos en un lugar de clima frío y de altura, ya es algo que llama la atención de los profesionales.

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Favio Carvajal y su colega Christian Arias, también biólogo boliviano, llevan adelante un proyecto que precisamente busca delimitar las zonas de riesgo para la transmisión de las mencionadas enfermedades y otras como la leishmaniasis. En ese camino, gracias al análisis de datos de publicaciones locales y repositorios de acceso libre, encontraron que tanto el Cambio Climático como los desmontes podrían estar relacionados con la colonización o presencia de insectos de importancia médica en zonas de altura, como se considera a aquellas que están por encima de los dos mil metros sobre el nivel del mar, y en temperaturas superiores a los 25 grados centígrados.

Conocer los resultados permite elaborar campañas de prevención.

¿Por qué sucede esto?

El Cambio Climático se refiere a los cambios de temperatura y patrones climáticos a largo plazo. Estos pueden ser naturales, pero desde el desarrollo de la industria, en el siglo XIX, las actividades del ser humano han acelerado dichas transformaciones, debido especialmente al uso de combustibles fósiles como el petróleo, el gas o el carbón; la deforestación, la industria y, prácticamente, todas las actividades que desarrolla el ser humano.

Como resultado de esas emisiones, la temperatura de la Tierra es ahora 1,1 grados centígrados más elevada que a finales del siglo XIX, siendo la década de 2011-2020 la más cálida registrada hasta ahora.

Todo esto puede parecer un dato aislado, pero si consideramos que el 9 de noviembre de 2011, la ciudad de La Paz registró un récord de temperatura de 27,1 grados centígrados, tenemos escenarios perfectamente aptos para la colonización de mosquitos como el aedes aegypti. Ello sin contar que, fisiológicamente, estos insectos se están adaptando mejor a condiciones frías. “Un claro ejemplo es el escenario que se presentó en el municipio de Yacuiba (Tarija). Hace cinco años, esta región notificaba casos de malaria por transmisión autóctona (mosquitos infectados con el parasito que viven en la misma área). Entró un frente frío y los casos disminuyeron, pero tiempo después volvieron a darse casos, pese a hubo granizada y heladas. Se puede pensar que eso debió haber barrido con todas las poblaciones de insectos, pero no fue así. Asimismo, hay regiones en Potosí, en las que antes no existía registros de la presencia del vector (mosquito transmisor). Están cerca de Cotagaita, municipio que no tenían presencia, pero ahora hay muchos más mosquitos en esta región de acuerdo a lo que refieren técnicos en salud locales”, explica Carvajal en entrevista con La Región.

El profesional, quien ha participado de trabajos de transmisión de enfermedades vectoriales, asegura que el caso de la leishmaniasis, “es muy particular y verídico”, ya que, debido al desmonte, las moscas transmisoras o comúnmente conocidas como flebótomos, van presentando patrones de colonización cercanos a las casas, lo cual es otro problema. “Cuando tengan mejores condiciones para colonizar en cuanto a temperatura y humedad, tengan por seguro que van a ser escenarios de transmisión”.

Generalmente las hembras son las que transmiten enfermedades.

¿Para qué sirve este tipo de estudios?

Más allá del tema medioambiental que, por supuesto es preocupante, el proyecto busca contribuir con la delimitación de zonas de riesgo de transmisión para que los tomadores de decisiones (autoridades nacionales y regionales) puedan poner en marcha, por ejemplo, planes de prevención. 

“Escenarios donde ya hay mayor densidad poblacional (ciudades capitales e intermedias) podrían presentar mayores problemas de transmisión. No olvidemos que, si alguna enfermedad parasitaria o viral en el tiempo llega a tener nuevos escenarios de transmisión en diferentes zonas de una ciudad grande como Cochabamba o incluso La Paz, la inversión para mitigar el impacto en salud pública sería muy elevado. No solamente en recursos económicos, sino humanos, logística, tiempo. Es una sobrecarga al sistema de salud muy cara de atender. Con la evaluación de escenarios de Cambio Climático podríamos delimitar las zonas y priorizar estos lugares donde podrían presentarse más problemas, y se podrían ejecutar estrategias de control preventivo”, menciona Carvajal.

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Mucha de esta información parte por saber dónde están los insectos vectores (moscas, mosquitos y vinchucas) y después ver cómo podrían comportarse en diferentes escenarios de Cambio Climático para la colonización de nuevos nichos. Actualmente, los expertos trabajan con datos de temperatura de los años 1970 a 2000 y sensores remotos, pero utilizan fuentes que visibilizan posibles escenarios futuros para las comparaciones. La razón es que en Bolivia no existe la cantidad necesaria de estaciones meteorológicas que pueda establecer la variación de temperatura por región. “A groso modo sabemos que la temperatura se elevó 0.5 grados, pero a nivel Bolivia, cuando lo que necesitamos saber es cuánto ha incrementado en la región alto andina, en la región andina, en los valles, llanos, Amazonia y así progresivamente”.